La Abuna Yemata Guh, una joya de la arquitectura monolítica, emerge majestuosamente en lo alto de un acantilado de arenisca en Hawzen Woredda, Etiopía, desafiando la accesibilidad con una altitud de 2.580 metros.

Esta iglesia, tallada en la roca, es un prodigio de devoción y arte, con una cúpula imponente y pinturas murales que se remontan al siglo V.
Uno de los lugares de culto más remotos del mundo
La Abuna Yemata Guh es un testimonio del cristianismo temprano en Etiopía, siendo parte de las más de 100 iglesias excavadas en roca en el norte del país. Su fundación atribuida a Yemata, uno de los Nueve Santos, evoca una rica historia de fe y peregrinación.
La travesía para llegar a esta maravilla arquitectónica es una prueba de devoción y valentía. Los visitantes deben enfrentar un puente natural de piedra con abismos de 250 metros a cada lado, una estrecha pasarela de madera y un acceso vertical de roca donde se requiere escalar a mano y pie. Además, el ingreso descalzo es obligatorio, pues este lugar es considerado sagrado.

A pesar de su inaccesibilidad, la Abuna Yemata Guh ha preservado sus pinturas murales del siglo VI, realizadas con grasa animal, gracias al clima árido de la región.
Estas obras de arte adornan las paredes con retratos de personajes bíblicos y parábolas, testificando la fe y el arte entrelazados en esta obra maestra de la arquitectura sacra.
El Padre Assefa, devoto de esta iglesia, asegura que las rutas hacia ella están bendecidas, afirmando que ningún peregrino ha perdido la vida en el camino.
Esta historia de devoción se entrelaza con la tradición familiar del Padre Assefa, cuyo abuelo también fue sacerdote de la Abuna Yemata Guh, generaciones de sacerdotes han sido enterrados entre las rocas, dando testimonio de la duradera influencia espiritual de este lugar sagrado.