Cuando Cricket, fundadora de We Say Neigh Equine Rescue, rescató a una yegua preñada que estaba en riesgo de ser sacrificada, esperaba con ansias el nacimiento de su cría. Sin embargo, el potro llegó antes de lo previsto y su madre lo rechazó por completo.
Desde el primer momento, el pequeño Addie no mostró signos de haber comido, y Cricket sabía que sin alimento, no sobreviviría. Con urgencia, lo llevó a su casa y lo instaló en un espacio seguro. Durante los primeros días, necesitaba biberones cada 30 minutos y apenas se movía.
Un milagro en proceso
A pesar de su estado delicado, Addie mostró señales de mejoría. Pasados unos días, comenzó a levantarse solo, sin ayuda, sorprendiendo a Cricket y al veterinario que lo atendía.“Después de tres o cuatro días, notamos un cambio definitivo: se levantaba por sí mismo y corría. Nos preguntamos: ‘¿De dónde salió esta energía?’”, relató Cricket.
El pequeño potro, ahora lleno de vitalidad, se convirtió en un torbellino dentro de la casa. Cricket tuvo que retirar la isla de su cocina para darle más espacio, aunque eso no impidió que Addie intentara comerse todo lo que encontraba.
Más perro que caballo
A medida que su energía aumentaba, Cricket comenzó a llevarlo al refugio para que se relacionara con otros caballos. Sin embargo, Addie prefería jugar con los perros de la familia.“No creo que ella sepa todavía que es un caballo”, comentó Cricket entre risas.
Finalmente, después de unos meses de recuperación, Addie se mudó definitivamente a la granja We Say Neigh, donde sigue fortaleciéndose y aprendiendo a convivir con otros caballos.
Su historia es un recordatorio de que el amor y los cuidados pueden cambiar la vida de cualquier ser vivo, incluso de un potro que comenzó su vida completamente solo.