Una doctora que estaba en preparación para su propio parto, escuchó que otra paciente necesitaba atención urgente y no dudó en intervenir

La Dra. Amanda Hess, ginecóloga en un hospital de Kentucky, vivió un momento extraordinario mientras estaba a punto de dar a luz a su segunda hija. En plena preparación para su propio parto, escuchó que otra paciente necesitaba atención urgente y no dudó en intervenir, ayudando a traer al mundo al bebé de una mujer que estaba en trabajo de parto avanzado.


Un acto de vocación y valentía

Amanda llegó al hospital como paciente para el nacimiento de su hija, Ellen Joyce, cuando escuchó los gritos de Leah Halliday-Johnson, una de sus propias pacientes, que estaba lista para dar a luz. En ese momento, no había ningún médico disponible en la sala y las enfermeras intentaban controlar la situación. A pesar de su propia condición, Amanda decidió actuar. Se colocó una bata para cubrir su ropa de hospital, calzó zapatos quirúrgicos sobre sus sandalias y corrió a ayudar.

Leah, cuya dilatación avanzó rápidamente, agradeció profundamente la llegada de la Dra. Hess. “Cuando la vi acercarse, sentí un gran alivio. Ella simplemente estaba en modo médico, lista para ayudarme sin dudarlo”, relató emocionada. La intervención fue rápida y efectiva, permitiendo que el bebé naciera sin complicaciones.


Del quirófano a la sala de parto

Minutos después de atender a Leah, Amanda regresó a su habitación para dar a luz a su propia hija. Con una mezcla de humor y orgullo, comentó: “El día anterior ya había atendido un llamado del hospital. Pensé que trabajaría hasta el último minuto, pero nunca imaginé que sería literalmente hasta el último segundo”.


Maternidad y compromiso

Hoy, Amanda disfruta de su licencia de maternidad junto a su hija recién nacida, Ellen Joyce, y su hija mayor, Kate. Su historia no solo resalta su dedicación y profesionalismo, sino también la esencia de ser médico: poner el bienestar de los demás en primer lugar, incluso en momentos de desafío personal.

La Dra. Amanda Hess se ha convertido en un símbolo de vocación, recordando al mundo que la empatía y el compromiso pueden hacer una diferencia significativa, incluso en las situaciones más inesperadas.

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