¡Nunca lo soltó! Sostuvo al capitán fuera del avión durante 20 minutos y evitó una tragedia en pleno vuelo

En 1990, el vuelo 5390 de British Airways vivió una escena tan extrema como increíble. A 17.000 pies de altura, un panel del parabrisas se desprendió, provocando una descompresión brutal. El capitán fue succionado hacia el exterior, quedando atrapado por la cintura fuera del avión. Lo único que lo mantenía con vida era el abrazo desesperado de Nigel Ogden, un auxiliar de vuelo que no soltó sus manos ni por un segundo.


Cuando el instinto humano supera el miedo

Nigel entraba a la cabina cuando vio al capitán desaparecer parcialmente por la ventana. Sin pensarlo, se aferró a él con todas sus fuerzas mientras su cuerpo golpeaba el fuselaje por la fuerza del viento. El copiloto, por su parte, tomó el control del avión y comenzó el descenso de emergencia.

Durante más de 20 minutos, Nigel sostuvo al piloto, ignorando el frío, el miedo y el dolor. Sabía que si lo soltaba, su cuerpo podría chocar contra las alas o el motor, causando una tragedia aún mayor. Cada segundo era una batalla entre el viento y la voluntad humana.


El aterrizaje que desafió las probabilidades

El copiloto logró aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Southampton. Milagrosamente, todos sobrevivieron. Nigel sufrió congelación en la cara, una lesión en el ojo y el hombro dislocado. El capitán, por su parte, tenía múltiples fracturas y congelación severa, pero seguía con vida.

Lo que salvó ese vuelo no fue solo la preparación técnica, sino un acto de valor que no figuraba en ningún manual. Nigel no era piloto, ni rescatista. Era un hombre que decidió no soltar, incluso cuando todo parecía perdido. A veces, los verdaderos héroes no llevan capa… solo un corazón decidido y dos manos que no dejan ir.

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