Jimmy Amisial tenía solo 22 años cuando tomó una decisión que cambiaría su vida para siempre. Mientras pasaba unas vacaciones en Haití con su madre, se topó con una multitud alrededor de un basurero. Al acercarse, vio lo que nadie quería creer: un bebé de apenas cuatro meses, abandonado entre los desechos.

Un corazón joven con un amor inmenso
Jimmy no dudó. Tomó al bebé en sus brazos, lo llevó a casa con su madre, lo bañaron, lo alimentaron y luego lo trasladaron a un centro médico. Mientras la policía investigaba el caso, él ya sabía lo que sentía: ese niño, al que llamaron Emilio, había llegado a su vida por una razón.
En ese momento, Jimmy enfrentaba muchas dificultades. Tenía retrasos en sus pagos universitarios en Texas, y su familia vivía con lo justo. Aun así, el recuerdo de su propia infancia sin padre lo motivó. “No tuve padre, y este niño tampoco. No podía dejarlo a su suerte”, confesó.

De bebé abandonado… a niño amado
Desde entonces, Jimmy ha criado a Emilio con dedicación y amor. Hoy, el pequeño tiene cinco años y acaba de empezar la escuela. Jimmy ya inició el proceso legal para adoptar al niño formalmente. Aunque todavía enfrenta desafíos económicos, nada lo detiene cuando se trata de darle a Emilio una vida segura, llena de afecto.
La historia de Jimmy demuestra que ser padre no siempre depende de la sangre, sino del corazón. Y que incluso en medio de la pobreza y la incertidumbre, todavía existen decisiones capaces de cambiar vidas. La de quien es rescatado… y la de quien elige rescatar.