¡Un vínculo inquebrantable! Dos mujeres de 91 y 95 años se convierten en amigas en una clínica geriátrica

Ema y Blanca, de 91 y 95 años respectivamente, se conocieron hace seis años en la clínica geriátrica San José de Don Torcuato, en Tigre. Desde entonces, su amistad se ha convertido en un vínculo tan fuerte que son conocidas como “las mellis”.


A pesar de no compartir habitación, pasan cada momento juntas, desde el desayuno hasta la cena, y comparten una profunda conexión emocional. Ambas llegaron al hogar con la tristeza de dejar atrás sus vidas anteriores, pero encontraron en su amistad una nueva razón para sonreír cada día.

La importancia de la compañía

Rossana Di Fabbio, directora de la clínica, describe con cariño la relación entre Ema y Blanca: “cuando una se levanta, busca a la otra; y si no la ve, pregunta dónde está. Saben los horarios de la otra y cuando hablan con sus hijos, les preguntan por la amiga”. Esta amistad ha sido un pilar de apoyo para ambas, brindándoles una motivación diaria que es esencial en esta etapa de sus vidas. Su historia es un testimonio del poder curativo de la amistad y la importancia de tener alguien con quien compartir los días.


Ema, nacida en Entre Ríos, llegó al hogar a los 85 años tras una dolorosa caída que le dejó una rodilla y un hombro fracturados. Blanca, oriunda de Uruguay, se fracturó las caderas a los 89 años, lo que también la llevó a la clínica. Ambas enfrentaron la tristeza de dejar sus hogares y la sensación de abandono, pero al encontrarse, descubrieron que podían apoyarse mutuamente en esta nueva etapa. Compartir sus experiencias y acompañarse en cada actividad les ha dado un nuevo sentido de pertenencia y alegría.


Desde que llegaron a la clínica, Ema y Blanca han enfrentado juntos los desafíos de la vejez. Su amistad ha sido fundamental para su bienestar, motivándolas a participar en actividades físicas y sociales. Rossana Di Fabbio señala que, gracias a su vínculo, ambas han mostrado mejoras significativas en su movilidad y actitud. Esta conexión ha trascendido a sus familias, quienes también han estrechado lazos, reconociendo el impacto positivo que esta amistad tiene en sus vidas.


Reflexiones finales

Ema y Blanca comparten una relación que va más allá de la amistad; se consideran hermanas. Esta conexión les ha brindado una segunda oportunidad para disfrutar de la vida, incluso en una etapa donde muchas personas suelen sentirse solas y desanimadas. Su historia es un recordatorio de que nunca es tarde para encontrar a alguien con quien compartir momentos especiales y que el amor y la compañía pueden transformar nuestras vidas de maneras inesperadas.

Inzpira News

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