Una nueva propuesta busca garantizar que las personas mayores puedan ingresar a hogares de ancianos sin tener que separarse de sus mascotas. La iniciativa, impulsada por organizaciones defensoras de los derechos de los animales y el bienestar de los adultos mayores, plantea que la compañía de una mascota es clave para la salud emocional y física de los residentes
En muchas partes del mundo, ingresar a una residencia significa despedirse de los animales de compañía, lo que genera tristeza, ansiedad y sentimientos de abandono. Estudios científicos han demostrado que la convivencia con mascotas ayuda a reducir el estrés, la depresión y la presión arterial, además de fomentar la actividad física y la socialización.
Experiencias exitosas y desafíos
Algunos países ya han implementado programas piloto que permiten a los ancianos vivir con sus mascotas en hogares de retiro, con resultados positivos. Sin embargo, la mayoría de las residencias aún imponen restricciones por razones de higiene o logística. La propuesta busca establecer normas que faciliten la presencia de animales en estos centros, asegurando al mismo tiempo su bienestar y el de los residentes.
Para ello, se sugiere la creación de áreas específicas para las mascotas, programas de apoyo para su cuidado y protocolos de adaptación para garantizar la convivencia armoniosa.
Un debate en marcha
Las organizaciones que promueven esta medida han instado a los gobiernos a considerar el impacto positivo que los animales tienen en la calidad de vida de los adultos mayores. «Si algunas residencias ya han demostrado que esto es posible, no hay razón para que otras sigan aplicando restricciones innecesarias», afirman los impulsores de la propuesta.
El debate sigue abierto, pero cada vez más países comienzan a evaluar la posibilidad de cambiar las normativas. Para miles de personas mayores, este cambio podría significar envejecer con la compañía de su mejor amigo.
