Durante más de una década, el multimillonario australiano Clive Palmer ha estado impulsando los planes para construir el Titanic II, una réplica del trágico barco que se hundió en 1912, llevando consigo a más de 2,200 personas.
Con solo alrededor de 700 supervivientes, el desastre del Titanic se ha convertido en un evento histórico infame, pero también ha sido la musa para un magnate con un interés en los cruceros y el capital para llevar a cabo su visión.
Palmer presentó inicialmente los planes para el Titanic II en 2012, repitiendo la iniciativa en 2018. Seis años después, ha vuelto a la carga, anunciando el relanzamiento del proyecto en una conferencia de prensa en la Ópera de Sídney, con el icónico puerto como telón de fondo.
Entonces, ¿por qué esta persistencia?
Según Palmer, la construcción del Titanic II es una manera más emocionante de invertir su fortuna, que ronda los 500 millones de dólares anuales en regalías mineras.
Aunque el proyecto inicialmente recibió críticas por ser extravagante, la pandemia de COVID-19 y los consiguientes cierres de puertos causaron demoras significativas, llevando a Palmer a desviar su atención hacia otros asuntos, como disputas legales con varios gobiernos estatales y federales.
Ahora, con la pandemia retrocediendo y los cruceros reanudando su actividad, Palmer considera que es el momento oportuno para revivir su visión del Titanic.
El diseño del barco será similar a las versiones anteriores, ajustado para cumplir con las regulaciones actuales. Se están buscando contratistas, con la intención de seleccionar un astillero a fines del año para comenzar la construcción en el primer trimestre de 2025.
Por el momento, Palmer está considerando tener la sede de los contratistas en Europa, expresando su desconfianza en los estándares de construcción chinos.
El Titanic II contará con una longitud de 269 metros y una anchura de 32.2 metros, ligeramente más ancho que el original, con capacidad para 2,345 pasajeros distribuidos en nueve cubiertas y 835 camarotes. Casi la mitad de los camarotes estarán reservados para pasajeros de primera clase.
Los pasajeros de tercera clase tendrán la experiencia de comer estofado y puré en largas mesas de comedor común, similar al original, aunque se ofrecerán otras opciones de comida para aquellos que prefieran una experiencia menos auténtica.
Más de un siglo después del desafortunado naufragio del Titanic y su historia sigue siendo cautivadora para investigadores e historiadores, así como para el público en general, inspirando películas y aventureros interesados en explorar sus restos.