A sus 85 años, una mujer cursa su cuarta carrera universitaria, demostrando que nunca es tarde para aprender

Lucille Terry, una inspiradora mujer de 85 años de Cirencester, se encuentra cursando su cuarta carrera universitaria.


A lo largo de su vida, Lucille ha demostrado una dedicación inquebrantable al aprendizaje y un espíritu inquieto que la impulsa a seguir estudiando.

Completó su primera licenciatura en farmacia en la Universidad de Manchester en 1962 y, a lo largo de los años, ha acumulado títulos en humanidades, psicología, y humanidades con estudios religiosos. Actualmente, está estudiando una licenciatura en estudios religiosos, filosofía y ética en The Open University, y planea completar esta cuarta carrera cuando tenga 90 años.

El pasado lunes, Lucille fue honrada en una ceremonia en su iglesia parroquial, donde recibió una carta enmarcada en reconocimiento a su dedicación y logros por parte del Reverendo Canónigo Graham y el Reverendo Matt Frost. Ian Pickup, vicerrector de The Open University, también elogió su búsqueda de conocimiento en una carta, destacando cómo su ejemplo sirve como un faro de esperanza y aliento para personas de todas las edades.

Lucille, quien trabajó como profesora antes de jubilarse, decidió que no quería pasar su jubilación haciendo crucigramas o viendo televisión todo el día. «No puedo simplemente sentarme, no hacer nada y mirar televisión todo el tiempo», afirmó. Su amor por el estudio y su deseo de mantener su mente activa la han llevado a seguir acumulando conocimientos y títulos.


A pesar de su impresionante trayectoria académica, Lucille insiste en que no es especialmente inteligente. «No fui brillante en la escuela, hice A-levels pero no obtuve A*s. Estaba justo en el medio del camino», comenta. Sin embargo, su dedicación y perseverancia la han llevado a obtener honores de primera clase en algunos de sus cursos en The Open University.

La Sra. Terry espera que su ejemplo inspire a otras personas mayores a desafiar sus cerebros y hacer algo significativo con sus vidas. «Si tengo un día que no estudio, el día que estudio me siento mejor», afirma, subrayando los beneficios cognitivos y emocionales del aprendizaje continuo.

La historia de Lucille Terry no solo es un testimonio de la importancia del aprendizaje a lo largo de la vida, sino también una inspiración para todos aquellos que creen que nunca es tarde para perseguir sus sueños y expandir sus horizontes.

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