En un evento que desafió todas las probabilidades médicas, Marisa Christie, una madre de 30 años de Texas, fue declarada clínicamente muerta durante 45 minutos mientras daba a luz a sus trillizos. Contra todo pronóstico, Marisa se recuperó y ahora celebra la vida junto a sus tres bebés.

Una complicación extremadamente rara y peligrosa
El inesperado drama comenzó cuando Marisa sufrió una embolia de fluidos amnióticos (AFE), una complicación posparto extremadamente rara que afecta a una de cada 100,000 mujeres. Esta condición ocurre cuando el líquido amniótico o células fetales ingresan al torrente sanguíneo de la madre, desencadenando una respuesta alérgica severa.
El Dr. Mora, su médico tratante, explicó que este tipo de embolia tiene una tasa de mortalidad del 80-85%, lo que hace que el caso de Marisa sea aún más extraordinario. “Estuvo sin signos vitales durante 45 minutos. No podíamos creer que resistiera”, señaló el médico.

Un milagro en el hospital
Mientras Marisa permanecía inconsciente, el equipo médico trabajó incansablemente para salvar tanto su vida como la de los tres bebés. A pesar de las circunstancias, los trillizos nacieron sanos mediante una cesárea de emergencia. Sin embargo, cuando Marisa despertó, no tenía recuerdo alguno del parto.
“Me dijeron que había dado a luz a trillizos y no podía procesarlo. Todo parecía un sueño”, compartió Marisa emocionada.

Un arduo camino hacia la recuperación
Aunque Marisa sobrevivió, la experiencia dejó consecuencias. Tuvo que volver a aprender a caminar debido a los daños sufridos durante el evento. Sin embargo, su determinación y el apoyo de su familia la ayudaron a superar esta difícil etapa. Ahora, tanto ella como sus bebés están sanos y se encuentran en casa.
La historia de Marisa es un testimonio de resiliencia y milagros médicos. “Estar viva para cuidar de mis bebés es un regalo que nunca daré por sentado. Cada día que paso con ellos es una bendición”, afirmó Marisa.
Hoy, ella y sus trillizos están estables, disfrutando de su vida familiar en Texas, un recordatorio viviente de que los milagros suceden incluso en los momentos más oscuros.