Nadie cree en los hijos como los padres. En los Juegos de Londres 2012, siendo una adolescente de 14 años, Lola Anderson escribió en su diario que su mayor sueño era ganar una medalla de oro para Gran Bretaña.
«Mi nombre es Lola Anderson y creo que mi mayor sueño en la vida sería ir a los Juegos Olímpicos y representar al equipo británico en remo y, si es posible, ganar una medalla de oro», escribió, según olympics.com.
Un sueño descartado, pero no olvidado
Sin embargo, Lola tiró esa página porque no creía que lo lograría. «Lo tiré a la basura porque no lo creí. Tenía 14 años en ese momento. ¿Por qué iba a creerlo? A las chicas jóvenes les cuesta un poco verse como individuos fuertes y atléticos, pero eso está cambiando ahora», relató. Su papá, Don, también remero, recuperó la hoja y la conservó hasta 2019, cuando se la devolvió. Don falleció poco después de cáncer.
«Mi padre lo vio antes que yo. Mi potencial no se habría desatado sin las chicas con las que crucé la línea. Hoy estaría muy orgulloso», comentó Lola.
La histórica victoria en París 2024
Lola, junto a Lauren Henry, Hannah Scott y Georgina Brayshaw, subieron a lo más alto del podio al ganar en cuádruple scull femenino, la primera medalla para su país en esta categoría desde 2008 y el primer oro en cualquier evento de remo femenino en la historia nacional. La carrera fue dramática, ganaron con una diferencia de solo 0.15 segundos sobre el equipo de Países Bajos. La determinación y el trabajo en equipo se reflejaron en cada remada, llevando a Gran Bretaña a una victoria histórica.
«Es un trozo de papel, pero es lo más valioso que tengo, quizás junto con esta medalla ahora. Está a salvo en una lata con todas las medallas antiguas de mi padre en mi dormitorio», dijo Lola. Este trozo de papel representa más que un simple sueño juvenil; es un símbolo de la perseverancia, el apoyo inquebrantable de un padre y la realización de un objetivo que parecía inalcanzable.
La inspiración para futuras generaciones
Lola Anderson no solo cumplió su sueño olímpico, sino que también se convirtió en una fuente de inspiración para futuras generaciones de atletas. Su historia resuena con aquellos que enfrentan desafíos y dudas en su camino hacia sus metas. La combinación de su determinación, el apoyo de su familia y su increíble talento demuestra que los sueños pueden hacerse realidad con esfuerzo y dedicación.
Esta historia no solo destaca el poder de los sueños y la fe de un padre, sino también la perseverancia y el esfuerzo que llevaron a Lola Anderson a alcanzar la cima del deporte olímpico, cumpliendo así su sueño y honrando la fe que su padre siempre tuvo en ella. La medalla de oro de Lola es más que un premio deportivo; es un testimonio del amor, la fe y la dedicación que pueden cambiar vidas y hacer historia.