Xu Bingyang tiene apenas 12 años, pero su corazón parece mucho más grande que su edad. Durante seis años, ha cargado a su mejor amigo Zhang Ze en la espalda para llevarlo a clases todos los días. Zhang sufre una rara afección muscular que le impide caminar con normalidad, pero jamás ha faltado a la escuela gracias al compromiso inquebrantable de su compañero.
Una amistad que no conoce límites físicos
Todo comenzó en Sichuan, China, cuando Xu y Zhang tenían apenas seis años. Desde entonces, Xu no solo se ha encargado de llevarlo a clases, sino también de asistirlo en todo: lo ayuda a moverse dentro del aula, le trae el almuerzo y lo acompaña en cada tarea que la vida escolar implica. Lo hace con una naturalidad que sorprende, como si la empatía formara parte de su día a día.
Cuando los periodistas le preguntaron por qué lo hace, Xu respondió con una frase que conmovió a todos: “Si yo no lo ayudo, nadie más lo hará”. No buscó atención ni reconocimiento. Solo quiso asegurarse de que su amigo tuviera las mismas oportunidades que los demás.
Un ejemplo de humanidad desde la infancia
Xu Bingyang representa una forma de bondad que inspira. En un mundo que muchas veces se mueve con prisa y olvida a los más vulnerables, su gesto constante se convierte en un recordatorio poderoso de lo que significa cuidar al otro. No se trata solo de cargar a su amigo, sino de cargar con él la responsabilidad de hacer su camino más digno y posible.
Historias como la de Xu y Zhang nos enseñan que la verdadera amistad no necesita grandes palabras. Basta con acciones sinceras y un corazón dispuesto. Porque en los hombros de Xu, Zhang ha encontrado algo más que apoyo físico: ha encontrado un hermano de la vida.
