Un grupo de amigos con más de 30 años de amistad decidió convertir su promesa en realidad: pasar el resto de sus vidas juntos. Para lograrlo, diseñaron y construyeron una pequeña aldea ecológica, donde pudieran envejecer acompañados, rodeados de naturaleza y con los mismos rostros que los han acompañado desde siempre.
Amistades que eligen seguir caminando juntas
Lejos de conformarse con las visitas esporádicas o los chats grupales, estos amigos imaginaron un futuro compartido. Diseñaron un espacio autosostenible con casas pequeñas, simples y ecológicas, todas ubicadas junto a un río. Cada hogar respeta el entorno, y todo está pensado para una vida tranquila, sin estrés, donde puedan apoyarse mutuamente en la vejez.
La aldea no solo es un lugar para vivir, también es una apuesta por una forma diferente de envejecer: sin soledad, con actividades compartidas, cultivos propios y tardes enteras de conversación. El proyecto se convirtió en un símbolo de lo que puede lograrse cuando la amistad se cultiva y se protege con el tiempo.
Un ejemplo de cómo vivir mejor… juntos
Lo que comenzó como un sueño entre amigos se transformó en una forma de vida. Ellos mismos se encargaron de la planificación, del diseño y de la construcción. Apostaron por energía solar, recolección de agua de lluvia y una alimentación basada en lo que cultivan.
Hoy, esa pequeña aldea inspira a miles de personas que desean envejecer con dignidad, compañía y propósito. Porque la verdadera riqueza no está en tener mucho, sino en compartirlo con quienes caminaron a tu lado durante toda la vida.
