Héctor Narváez, a sus 75 años, decidió cumplir su sueño de estudiar veterinaria para ayudar a los animales, demostrando que la edad no es un límite cuando existe determinación y pasión. A pesar de los desafíos, como combinar sus estudios con su trabajo nocturno como cuidacoches, sigue adelante con entusiasmo y dedicación.

Un sueño postergado por años
Desde muy joven, Héctor sintió una profunda conexión con los animales, pero las responsabilidades y la vida laboral lo llevaron por otros caminos. Durante décadas, trabajó en diferentes oficios, dejando su sueño de ser veterinario en un segundo plano.
Ahora, con más tiempo y motivación, tomó la decisión de inscribirse en la universidad para formarse en lo que siempre le apasionó. Aunque duda de poder conseguir empleo a su edad, su mayor satisfacción es el aprendizaje y la posibilidad de brindar ayuda a los animales.

Un camino lleno de desafíos
Estudiar una carrera universitaria a los 75 años no es una tarea fácil. Héctor debe equilibrar su tiempo entre las clases y su empleo nocturno como cuidacoches, lo que le deja pocas horas de descanso. Sin embargo, su determinación lo impulsa a seguir adelante.
«Voy a ponerle empeño», comenta con firmeza, dejando claro que no se rendirá ante las dificultades. Para él, el esfuerzo vale la pena si al final logra cumplir su propósito de contribuir al bienestar animal.

Inspiración para todos
Su historia ha conmovido a muchas personas, quienes lo ven como un ejemplo de perseverancia y amor por el conocimiento. En un mundo donde la juventud se asocia con el aprendizaje, Héctor demuestra que nunca es tarde para comenzar algo nuevo.
Más que obtener un título, lo que realmente lo motiva es la posibilidad de hacer algo significativo con su vida y dejar una huella en el mundo animal. Con cada clase y cada esfuerzo, se acerca más a la meta de convertirse en veterinario y demostrar que los sueños no tienen fecha de caducidad.