El futbolista francés N’Golo Kanté decidió usar su fama y fortuna para algo mucho más grande que el deporte: construyó un hospital de última generación en Bamako, Mali, con una inversión de 5 millones de dólares. Su objetivo es claro: brindar atención médica de calidad a niños y familias que viven en condiciones de vulnerabilidad
Un gesto que nace del corazón y de sus raíces
Aunque nació en París, Kanté nunca olvidó sus orígenes. Sus padres son malienses y su nombre honra a un histórico emperador africano, Ngolo Diarra. El exjugador del Chelsea y del Leicester City, y actual mediocampista del Al-Ittihad en Arabia Saudita, siempre ha sido reconocido por su humildad, pero esta vez dio un paso más allá: transformó esa humildad en acción concreta que salvará vidas.
El hospital no solo ofrecerá atención pediátrica de calidad, sino que también representará una fuente de empleo y desarrollo para la región. Médicos, enfermeros y personal administrativo locales encontrarán en este espacio una oportunidad para crecer profesionalmente y para cuidar a los suyos.
Un campeón dentro y fuera del campo
Kanté no busca reflectores ni titulares. Sin embargo, su acción ha conmovido a millones. En redes sociales, miles de personas lo llaman “un verdadero hijo de la tierra” y aplauden que utilice su riqueza para devolverle algo al país de sus ancestros.
En un mundo donde las noticias suelen resaltar los escándalos, el gesto de Kanté nos recuerda que todavía hay figuras públicas que usan su éxito para servir. Su hospital no es solo un edificio: es un símbolo de esperanza, y un recordatorio de que el verdadero legado va mucho más allá de los goles.
