En Kenia, Nzambi Matee ha liderado una revolución en el reciclaje al transformar residuos plásticos en ladrillos resistentes para la construcción. Desde Gjenge Makers, su empresa, Nzambi ha mostrado cómo una iniciativa innovadora puede abordar problemas globales como la contaminación plástica y la necesidad de materiales de construcción sostenibles.

La idea que cambió todo
Con experiencia en ciencia de materiales e ingeniería, Nzambi decidió convertir el plástico en bloques de construcción. Gjenge recicla entre 10 y 25 toneladas métricas de residuos plásticos semanalmente, mezclándolos con arena para crear ladrillos más resistentes y económicos que el hormigón. Nzambi no solo busca reducir los desechos plásticos, sino también mejorar vidas. “Si un niño puede llegar a tiempo a la escuela por las carreteras que construyo, soy feliz”, comparte.
Gjenge utiliza reciclaje mecánico, una solución rentable para economías en desarrollo como la de Kenia. El proceso incluye limpieza, trituración y mezcla de plástico con arena, seguido de moldeado en diferentes formas y tamaños mediante una prensa hidráulica. Los bloques, enfriados en un baño de temperatura ambiente, están listos para su uso en proyectos como carreteras y hogares infantiles. Estos adoquines destacan por ser resistentes al agua y más duraderos que alternativas convencionales

Inspiración y crecimiento
Nzambi inició Gjenge como una empresa de recolección de plásticos, pero la acumulación de materiales superó las capacidades de las empresas recicladoras locales. Con su visión y formación, transformó el problema en una solución, creando productos útiles y sostenibles. Su equipo, inspirado por su liderazgo en un sector tradicionalmente dominado por hombres, la ve como un modelo a seguir.
La empresa produce 3,000 adoquines diarios, aunque la demanda alcanza los 10,000. Nzambi planea expandirse con tecnología 3D para diversificar sus productos y aumentar la producción. Además, Gjenge fomenta el empleo juvenil y promueve la cultura del reciclaje en África, beneficiando a 123 familias directamente.

Un modelo para el futuro
Nzambi Matee sueña con capacitar a la próxima generación y globalizar este modelo de reciclaje. Su misión no solo combate la contaminación plástica, sino que también demuestra que la innovación puede transformar desafíos en oportunidades para un mundo más sostenible.