Lyn Story, una jubilada de 64 años de Fort Worth, Texas, ha demostrado que el poder de la bondad y la solidaridad puede transformar vidas.
Conocida como el «ángel guardián» de aquellos que no pueden conducir, Lyn se dedica a llevar a personas con discapacidad o en situaciones difíciles a sus citas y lugares importantes, sin pedir nada a cambio. Su historia es un ejemplo conmovedor de cómo la generosidad puede cambiar el mundo, un viaje a la vez.
Todo comenzó cuando Apryl Goodwin, una mujer de 46 años que fue diagnosticada con cáncer de útero, no tenía transporte para llegar a sus citas médicas. Desesperada, Apryl recurrió a la aplicación comunitaria Nextdoor para buscar ayuda. Fue allí donde conoció a Lyn, una desconocida que le ofreció llevarla a todas sus citas médicas.
Aunque al principio Goodwin dudó, Lyn insistió en que la oferta era genuina. Con el tiempo, Story la llevó a más de 25 citas de radiación, seis sesiones de quimioterapia e innumerables visitas al médico, demostrando que, a veces, los desconocidos pueden convertirse en los amigos más cercanos y solidarios. «Ella es mi ángel guardián», dice Goodwin con gratitud.
La generosidad de Story no se limitó solo a Goodwin. Unos meses después, Lyn volvió a la aplicación Nextdoor y encontró otra persona en necesidad: Kevin Horrigan, un hombre legalmente ciego. Horrigan enfrentaba dificultades para desplazarse y, sin pensarlo dos veces, Lyn se ofreció a llevarlo al trabajo y recogerlo cuando lo necesitara. «Lyn es como un angelito, me ayuda muchísimo», comentó Horrigan.
Un corazón dispuesto a ayudar
La inspiración de Story viene de su propia experiencia de vida. Hace 45 años, pasó por un momento difícil en su vida cuando fue arrestada por robar en tiendas. Sin embargo, decidió cambiar su rumbo y trabajó duro para mejorar. «Entendí por qué lo hacía y me esforcé por ser mejor», dice Lyn. A lo largo de los años, enfrentó y trató su bipolaridad, lo que la llevó a encontrar un equilibrio en su vida.
Desde entonces, Story ha buscado devolver el bien al mundo. A los 31 años, incluso donó médula ósea a un paciente que ni siquiera conocía. Esta acción fue solo una muestra más de su deseo de ayudar a los demás. Recientemente, también aceptó cuidar a un perro con tres patas discapacitadas, demostrando su amor incondicional por todos los seres vivos.
Un ejemplo de humanidad
Lo que Lyn Story nos enseña es que, en tiempos de adversidad, siempre existe la oportunidad de hacer el bien. Su disposición a ayudar a quienes no pueden valerse por sí mismos, ya sea llevándolos a sus citas médicas o simplemente brindándoles compañía en los momentos difíciles, la convierte en un verdadero «ángel guardián» para quienes han tenido la suerte de cruzarse en su camino.
Su historia no solo inspira a quienes la rodean, sino también a cualquier persona que crea en el poder de los pequeños actos de bondad para cambiar vidas. Como ella misma dice, «La mejor manera de sentirme bien es ayudar a otras personas a sentirse bien, para que les resulte más fácil».