El huracán Helene ha dejado más de 100 personas muertas y ya es el tercer huracán más mortal de los últimos 50 años en EE.UU.

El huracán Helene ha dejado una estela de destrucción y luto en su paso por el sureste de Estados Unidos, con al menos 140 personas fallecidas en seis estados. Esta cifra trágica convierte a Helene en el tercer huracán más mortífero que ha golpeado el territorio continental estadounidense en los últimos 50 años, y las autoridades temen que el número de víctimas continúe aumentando, ya que cientos de personas permanecen desaparecidas.


Una crisis de comunicación e infraestructuras destrozadas

Las labores de rescate y asistencia se complican por el colapso de la infraestructura de comunicaciones en las áreas afectadas. Muchas personas no han podido contactar con sus seres queridos, lo que alimenta la incertidumbre sobre el número real de víctimas. A lo largo de las Carolinas y Georgia, las carreteras permanecen bloqueadas, dificultando la entrega de suministros esenciales, mientras que la falta de electricidad afecta a más de 1,5 millones de personas.

La ciudad de Asheville, Carolina del Norte, ha sido una de las más devastadas por el huracán. La alcaldesa Esther Manheimer informó que los daños han sido tan extensos que el acceso a la ciudad ha quedado severamente restringido. De las cuatro autopistas que llevan a Asheville, solo una permanece operativa, lo que ha complicado incluso la visita programada del presidente Joe Biden para evaluar la situación.

Asheville enfrenta una crisis humanitaria, con más de 600 personas desaparecidas y la mayoría de los residentes sin acceso a electricidad, agua potable o servicios de telefonía móvil. Los niveles de los ríos alcanzaron alturas sin precedentes, lo que ha llevado a una cantidad récord de rescates en aguas rápidas. La alcaldesa señaló que, aunque han comenzado a recibir ayuda federal y estatal, la ciudad necesitará apoyo prolongado para poder reconstruirse.


Esfuerzos de rescate y ayuda humanitaria

Ante la inaccesibilidad de muchas áreas, los esfuerzos de socorro se han vuelto extremadamente complicados. En algunas zonas rurales y montañosas, los suministros están siendo entregados por aire y con la ayuda de mulas, mientras los habitantes caminan durante horas para llegar a sus seres queridos. La falta de electricidad y agua potable se ha convertido en la principal preocupación, y las autoridades luchan por garantizar el acceso a suministros esenciales para la población.

Con 140 fallecidos confirmados hasta ahora, Helene ya ha superado a otros huracanes devastadores como Irma, que en 2017 cobró la vida de 92 personas, y Harvey, que dejó entre 60 y 75 muertes. Solo dos huracanes en la historia de EE.UU. han sido más mortales que Helene: Katrina en 2005, que causó la muerte de al menos 1.833 personas, e Ian, que en 2022 dejó un saldo de 150 víctimas.


La devastación de Helene y las esperanzas de reconstrucción

La magnitud de la devastación causada por Helene es clara, no solo por el número de fallecidos y desaparecidos, sino también por los daños materiales que afectarán a las comunidades por años. En Asheville, el impacto ha sido descrito como «catastrófico», y aunque las fotos y videos difundidos no logran capturar la verdadera magnitud del desastre, la situación en el terreno sigue siendo crítica. Los equipos de rescate y ayuda trabajan sin descanso para llevar suministros a las áreas más afectadas y localizar a las personas desaparecidas, mientras las autoridades locales solicitan ayuda adicional para asegurar una pronta reconstrucción.

El huracán Helene ha dejado una profunda cicatriz en el sureste de EE.UU., y aunque las comunidades afectadas se mantienen resilientes, necesitarán un apoyo significativo para reconstruir sus hogares y recuperar sus vidas.

Inzpira News

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