Con una idea que surgió de una experiencia personal, Kenton Lee diseñó unas sandalias que pueden ajustarse hasta cinco tallas, ofreciendo una solución práctica para millones de niños que viven en condiciones de pobreza extrema. Estas sandalias, conocidas como The Shoe that Grows (el zapato que crece), no solo protegen los pies de los niños, sino que también mejoran su calidad de vida al reducir la exposición a enfermedades y parásitos.
El origen de una idea transformadora
Todo comenzó hace más de una década, cuando Kenton Lee trabajaba en un orfanato en Nairobi, Kenia. Durante su tiempo allí, observó a una niña caminando con unos zapatos tan pequeños que se habían roto, dejando sus dedos al descubierto. Este momento lo marcó profundamente y lo inspiró a pensar en un calzado que pudiera adaptarse al crecimiento de los pies de los niños, evitando que tuvieran que usar zapatos desgastados o demasiado pequeños.
En 2009, Kenton fundó Because International, una organización sin fines de lucro que busca generar productos innovadores para ayudar a personas necesitadas. The Shoe that Grows fue el primer proyecto de esta iniciativa, fabricado con materiales duraderos como cuero, caucho comprimido y broches, diseñados para ajustarse al tamaño de los pies de los niños.
Una solución para los más vulnerables
El zapato que crece puede ajustarse hasta cinco tallas y tiene una vida útil aproximada de cinco años. Su diseño se enfoca en la practicidad y la durabilidad, permitiendo que un solo par de zapatos acompañe a un niño durante varias etapas de su crecimiento. Hay dos modelos: uno para niños de 5 a 9 años y otro para adolescentes de 10 a 14 años.
La misión de este proyecto va más allá de la comodidad. Según Kenton Lee, más de dos mil millones de personas en el mundo enfrentan riesgos de salud por caminar descalzos en suelos contaminados. Estas sandalias no solo ofrecen protección, sino que también reducen el riesgo de contraer enfermedades y parásitos, mejorando significativamente la calidad de vida de los niños.
La expansión de The Shoe that Grows
La organización Because International no solo fabrica el calzado, sino que también fomenta las donaciones para distribuirlo en comunidades vulnerables de todo el mundo. Hasta ahora, el proyecto ha impactado a miles de niños en diversas regiones, desde África hasta América Latina, brindándoles una solución accesible y sostenible.
Para Kenton Lee, este invento no solo es una forma de mejorar las condiciones de vida de los niños, sino también una inspiración para otros emprendedores sociales. Su visión es clara: demostrar que una idea sencilla, basada en la empatía y la innovación, puede marcar la diferencia en la vida de millones de personas.
Una iniciativa que transforma vidas
El caso de The Shoe that Grows nos recuerda cómo una pequeña observación puede generar un cambio global. Con cada par de sandalias, Kenton Lee y su equipo están no solo protegiendo los pies de los niños, sino también ayudándolos a caminar hacia un futuro mejor. Este proyecto es un ejemplo de cómo la creatividad y la compasión pueden unirse para resolver problemas que afectan a los más vulnerables.