Esta familia viajó por el mundo para que sus hijos conocieran el planeta antes de quedarse ciegos de por vida

Cuando Laurent, de cinco años, miró a sus padres y preguntó: «¿Qué significa quedarse ciego?», su madre, Edith, supo que debía hacer algo extraordinario. Laurent y sus hermanos Mia y Colin enfrentaban un diagnóstico devastador: una enfermedad genética rara llamada retinosis pigmentaria, que con el tiempo les haría perder la vista por completo.


Una decisión que cambió sus vidas

Los médicos sugirieron que los niños memorizaran la mayor cantidad posible de imágenes a través de libros: paisajes, obras de arte y animales. Sin embargo, Edith no se conformó con esa idea.

«Me dije a mí misma: ‘No se los mostraré en un libro. Les voy a llevar a ver un elefante y una jirafa de verdad'», explicó en una entrevista con la BBC.

Fue así como Edith y su esposo Sébastian tomaron la valiente decisión de viajar por el mundo durante un año. Querían que sus hijos atesoraran recuerdos visuales inolvidables antes de que la enfermedad progresara y les robara la vista.


Un viaje lleno de memorias visuales y emocionales

A lo largo de su travesía, esta familia visitó seis países en tres continentes, viviendo experiencias inolvidables. Los niños vieron animales exóticos, exploraron paisajes impresionantes y conocieron culturas fascinantes. «Sí, queremos llenar su memoria visual, pero también pretendemos que nuestros hijos se vuelvan un poco más fuertes. A lo largo de su vida, necesitarán esta resiliencia», aseguró Edith.

Para Laurent, el momento más especial del viaje ocurrió en su cumpleaños. Voló en globo aerostático, una experiencia que describió con entusiasmo. Su hermano Leo recordó con cariño el día que jugaron entre las olas en Bali (Indonesia), mientras reían y disfrutaban juntos. Cada uno de estos momentos les permitió crear memorias visuales que podrían recordar cuando la enfermedad avance. Más que paisajes y aventuras, se llevaron consigo la certeza de haber vivido plenamente.


Reflexiones que tocan el corazón

A lo largo del viaje, Edith y Sébastian compartieron sus pensamientos y emociones en un blog de Facebook titulado «Le monde plein leurs yeux» («El mundo en sus ojos»).

En una de las entradas más emotivas, Edith escribió:

«Laurent acaba de preguntar algo que duele: ‘¿Qué significa quedarse ciego?’ A pesar del nudo en la garganta y el corazón hundiéndose en mi pecho, sigo sonriendo, tratando de responder con la mayor naturalidad posible.»

«¿Por qué no podemos curarnos? ¿Cómo cruzaré la calle? ¿Mi mujer será ciega, también? Esta noche mi corazón está hecho pedazos. Pero mañana recogeremos los pedazos, levantaremos la barbilla y seguiremos mordiendo a la vida.»


Un viaje para aprender a ver más allá

Edith y Sébastian no solo llevaron a sus hijos a conocer el mundo; también les enseñaron a afrontarlo. Querían que entendieran que la ceguera no sería una maldición, sino simplemente su camino en la vida.

«Queremos que regresen a casa con todas las herramientas emocionales necesarias para enfrentar los desafíos del futuro», afirmó Edith.

A través de esta aventura inolvidable, los niños aprendieron que, aunque el mundo se vuelva oscuro, las experiencias vividas, el amor familiar y la resiliencia les permitirán seguir viendo con el corazón.

Inzpira News

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