Desde muy joven, Andrea Dalzell enfrentó desafíos que parecían insuperables, pero su determinación la llevó a hacer historia. Se convirtió en la primera enfermera registrada en silla de ruedas en el estado de Nueva York, demostrando que la vocación y la pasión pueden romper cualquier barrera

Una historia de lucha y determinación
A los cinco años, Dalzell recibió el diagnóstico de mielitis transversa, una enfermedad neurológica que afectó su movilidad. A los 12 años, comenzó a usar silla de ruedas de manera permanente, pero nunca dejó que eso la definiera. Con una firme convicción de que la discapacidad no debía ser un obstáculo para cumplir sus sueños, estudió enfermería en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, College of Staten Island.
El camino hacia su primera oportunidad laboral no fue fácil. A pesar de su formación y capacidades, enfrentó 76 entrevistas antes de conseguir su primer empleo como enfermera. Su historia es un testimonio de perseverancia y una inspiración para quienes enfrentan discriminación en el ámbito laboral.

Superar barreras en el mundo laboral
Hoy, Andrea Dalzell no solo ejerce la enfermería, sino que también se ha convertido en una influyente defensora de los derechos de las personas con discapacidad. Su trabajo en la primera línea de la pandemia en Nueva York, el epicentro de la crisis sanitaria, ha sido reconocido y celebrado. Su ejemplo demuestra que los límites solo existen cuando se aceptan, y que la verdadera fortaleza reside en nunca rendirse.