Desde 2019, Don Félix Cárdenas, un padre de 72 años de Ñemby, Paraguay, ha convertido el amor por su hija en un ritual nocturno: todas las noches, sin falta, espera en una oscura parada de autobús para acompañar a Belén, su hija, de regreso a casa después del trabajo. Lo hace por seguridad, pero también como un acto profundo de amor incondicional.

Un gesto silencioso que habla más que mil palabras
Don Félix espera de pie, muchas veces solo, en la calle oscura. Lo hace sin quejarse, con los brazos detrás de la espalda y la mirada atenta al bus. Belén suele llegar a casa entre las 8:30 y 9:00 de la noche, y siempre encuentra a su padre allí, sin importar el clima o el día. “Siempre me está esperando en la parada”, escribió ella en redes sociales.
Este acto ha conmovido a miles. La imagen de su padre esperando fue compartida por Belén en Twitter y se viralizó rápidamente. Aunque ella ha intentado explicarle los riesgos de salir tan tarde, él insiste. Para Don Félix, quedarse en casa sería más angustiante. Prefiere verla llegar sana y caminar juntos, aunque solo sean unas cuadras.

El amor que no envejece con los años
Aunque sabe que su hija ya es adulta, Don Félix no ha dejado de preocuparse por ella. Al principio, incluso iba a buscarla al trabajo. Pero con el tiempo, entendió que debía darle más independencia. Aun así, no quiso retirarse del todo y decidió seguir esperándola en la parada, como un símbolo silencioso de protección y cariño.
Belén valora profundamente ese gesto. En una entrevista, mencionó que su padre siempre ha estado presente, no solo para ella, sino también para sus hermanos y su propio hijo. “Viejito, no quiero que me extrañes nunca. Te quiero mucho”, le dedicó públicamente en redes sociales. Son palabras que resumen el vínculo fuerte y eterno entre ellos.


