Lo encontraron solo, caminando por la playa sin rumbo fijo. Nadie sabía de dónde venía, pero hoy todos saben a dónde va. “Solovino” es un perro callejero que fue adoptado por una mujer mientras caminaba por la costa de México. Lo que nadie imaginó es que este noble animal se convertiría en el inesperado guardián de cientos de tortugas marinas.

De abandonado… a héroe del ecosistema
Su historia comenzó como muchas otras: un perro solitario siguiendo a una persona en busca de compañía. Pero desde que fue adoptado, Solovino desarrolló una conducta sorprendente. Cada vez que las crías de tortuga salen del nido para llegar al mar, él las acompaña, alejando a aves, cangrejos u otros posibles depredadores.
La escena se ha repetido una y otra vez. El perro camina a su lado, sin tocar ni interrumpir, como si supiera que su labor es simplemente protegerlas. La comunidad local ha sido testigo de este comportamiento y lo ha acogido como un símbolo de armonía entre especies.

Un símbolo vivo de protección y esperanza
Solovino no fue entrenado. Nadie le enseñó. Su instinto y conexión con la naturaleza han hecho de él un ejemplo que ha emocionado a biólogos, ambientalistas y vecinos. En un momento donde muchas especies marinas enfrentan amenazas por contaminación y destrucción de hábitat, este pequeño héroe recuerda que aún hay esperanza en los gestos más inesperados.
Su historia ha sido destacada por medios nacionales en México y ahora se comparte en redes como un recordatorio poderoso: incluso aquellos que fueron abandonados… pueden convertirse en protectores de los más vulnerables.