Un padre afgano recorre 12 kilómetros cada día en su motocicleta para que sus hijas puedan estudiar

Mia Khan no sabe leer ni escribir, pero su corazón lleva una lección que conmueve al mundo. Este padre afgano recorre 12 kilómetros diarios en su motocicleta para llevar a sus tres hijas a la escuela. Sin importar el clima ni la distancia, las acompaña cada mañana, y espera pacientemente afuera durante cuatro horas hasta que terminan las clases.


Lo que él no tuvo, quiere dárselo a ellas

Mia tuvo que abandonar la escuela cuando era niño por culpa de la pobreza extrema. Hoy, aún vive en condiciones humildes, pero guarda un sueño inquebrantable: que sus hijas lleguen más lejos que él. Su mayor deseo es verlas convertidas en médicas, profesionales que cambien su destino y, quizás, el de su comunidad.

Su historia es la de muchos padres que, sin acceso a la educación, se convierten en los primeros impulsores de los sueños de sus hijos. Pero lo que hace a Mia especial es su constancia: día tras día, año tras año, se mantiene firme, sin esperar aplausos ni recompensas. Solo quiere verlas regresar con una libreta llena de aprendizajes.


Un motor que no se apaga: el amor de un padre

En un país donde las niñas aún enfrentan enormes barreras para acceder a la educación, el ejemplo de Mia Khan es un acto silencioso de resistencia. No protesta. No se queja. Solo arranca su motocicleta, las lleva a clases y espera… como quien cuida una semilla que algún día florecerá.

Su historia ha tocado corazones en todo el mundo, y hoy Mia representa a millones de padres que creen en el poder transformador del estudio. Porque a veces, la educación no comienza en el aula… sino en el amor de quien te lleva hasta la puerta.

Inzpira News

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