El amor por la enseñanza no conoce límites, y un maestro en Estados Unidos demostró que su vocación era más fuerte que su propia enfermedad. A pesar de estar hospitalizado y enfrentando un estado de salud crítico, dedicó sus últimas horas a calificar los trabajos de sus alumnos. Un día después, falleció, dejando un legado de compromiso y amor por su profesión.

La enseñanza como misión de vida
Sandra Venegas, hija del docente, compartió una emotiva imagen de su padre desde la sala de emergencias, con su laptop sobre su regazo y el cargador a un lado, asegurándose de terminar las calificaciones. Sabía que su estado era delicado, pero en lugar de centrarse en sí mismo, decidió priorizar a sus estudiantes.
Venegas explicó que su padre, fiel a su compromiso, llevó consigo su computadora porque no quería dejar pendientes las notas de sus alumnos. Incluso en su condición, su primera preocupación fue cumplir con su responsabilidad como educador.

El impacto de su último gesto
El esfuerzo de este maestro ha conmovido a miles de personas en redes sociales, quienes han destacado la dedicación inquebrantable que mostró hasta el final. Su historia ha servido de inspiración para valorar la labor de los docentes y reflexionar sobre la importancia de la educación.
Su partida deja un mensaje poderoso: la enseñanza no es solo una profesión, sino un acto de amor y entrega que puede marcar vidas para siempre.