Noruega ha dado un paso sin precedentes en la protección del medio ambiente al convertirse en el primer país en prohibir la deforestación. Su compromiso con la preservación de los bosques no es nuevo, pero esta medida lo consolida como líder en la lucha contra la degradación forestal.

Un compromiso con la Amazonia y los bosques del mundo
En 2008, Noruega donó 1.000 millones de dólares a Brasil para la protección de la Amazonia, una acción que contribuyó a reducir la deforestación en un 75% en solo siete años. Esta iniciativa reflejó la intención del país nórdico de asumir un rol activo en la conservación de uno de los ecosistemas más importantes del planeta.

El gran paso en 2016
Años más tarde, en 2016, el Parlamento noruego decidió dar un paso más allá y prohibió oficialmente la deforestación. A partir de entonces, la política de compras públicas del gobierno dejó de utilizar productos vinculados a la destrucción de bosques. Esta promesa se enmarcó dentro del Plan de Acción de Noruega sobre Diversidad Natural, el cual también estableció que las inversiones gubernamentales debían evitar impactos negativos en la biodiversidad.

Un modelo global de conservación
Noruega ha extendido su compromiso a nivel internacional con asociaciones estratégicas en países como Brasil, Liberia y Guyana, proporcionando miles de millones de dólares para la conservación de sus bosques. Estas alianzas forman parte de un programa de la ONU que busca reducir las emisiones mediante la prevención de la deforestación, demostrando que la protección ambiental puede ir de la mano con el desarrollo sostenible.
Con estas acciones, Noruega se posiciona como un modelo a seguir en la lucha contra la deforestación, inspirando a otras naciones a adoptar políticas más responsables con el planeta.