A finales del siglo XIX, las primeras imágenes espaciales eran difíciles de obtener. En 1845, los franceses Louis Fizeau y Léon Foucault lograron el primer daguerrotipo del Sol, mostrando apenas una mancha tenue. Décadas después, en 1946, un cohete V-2 capturó la primera foto de la Tierra desde el espacio, aunque con una calidad muy limitada.

Planetas y estrellas como nunca antes vistos
Los avances tecnológicos han permitido capturar imágenes detalladas de otros planetas. En 1965, la sonda Mariner 4 envió las primeras fotos de Marte, donde apenas se distinguían algunos cráteres. Hoy, los rovers Curiosity y Perseverance envían miles de imágenes en alta definición, incluyendo panorámicas y «selfies» desde la superficie marciana.

Otro hito es la observación del Sol. Si bien la primera imagen solar de 1845 solo mostró una sombra borrosa, los telescopios modernos, como el Daniel K. Inouye en Hawái, revelan la actividad solar con detalles impresionantes, permitiendo estudiar tormentas solares y la dinámica del plasma.
Los agujeros negros, de la teoría a la realidad
Por mucho tiempo, los agujeros negros eran solo una predicción teórica. En 2019, el Telescopio del Horizonte de Eventos logró la primera imagen de uno en la galaxia M87, mostrando un anillo de luz alrededor de la oscuridad absoluta. En 2023, una nueva imagen procesada con inteligencia artificial mejoró la nitidez, ofreciendo una visión más clara de este enigmático fenómeno cósmico.

Las nebulosas también han pasado por una revolución fotográfica. Mientras que las primeras imágenes del siglo XIX apenas mostraban nubes borrosas, los telescopios Hubble y James Webb han capturado estructuras impresionantes como la Nebulosa del Anillo o los Pilares de la Creación, revelando colores y detalles invisibles al ojo humano.