Odelia y Rosalino, ambos de 72 años, han construido una vida en completa soledad, alejados de la civilización y sin acceso a electricidad ni señal móvil. Durante más de cinco décadas, han residido en Nueva Italia, un centro poblado ubicado en la provincia de Chanchamayo, Junín. En este rincón remoto del Perú, han encontrado paz y estabilidad, llevando una existencia en total armonía con la naturaleza.
Una vida en armonía con la naturaleza
Su rutina diaria gira en torno a las labores de la chacra, el cuidado de sus animales y el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles. Cultivan sus propios alimentos y han aprendido a valerse por sí mismos sin depender de la modernidad.
Esta forma de vida ha sido una elección consciente, un camino que han seguido con determinación a lo largo de los años. Odelia confiesa que las visitas al pueblo no le resultan placenteras. “Aquí es bonito. Cuando voy al pueblo, no me gusta (…). Hay mucho ruido y no se puede dormir”, expresó, dejando en claro su preferencia por la tranquilidad del campo.
Lejos del mundo moderno, pero con una riqueza invaluable
Sin acceso a comodidades modernas, como luz eléctrica, agua potable o internet, la pareja ha logrado crear su propio espacio de bienestar. Aunque el mundo ha avanzado con tecnología y nuevas formas de comunicación, ellos han optado por mantenerse al margen de estos cambios, disfrutando de la paz y la calma que les ofrece su entorno.
Para muchos, la idea de vivir sin conexión con la sociedad puede resultar impensable, pero para Odelia y Rosalino, su hogar en medio de la naturaleza representa un refugio de paz y libertad. Su historia es un recordatorio de que la felicidad no siempre se encuentra en lo material o en la modernidad, sino en la simpleza y el contacto directo con la tierra.
A pesar del aislamiento, su vida está llena de significado, enseñando que se puede vivir plenamente con lo esencial.