Keisuke Oma, un oficial de policía de 42 años, transformó el dolor más profundo en un acto de amor y memoria al correr un maratón en honor a su esposa Haruka, de 38 años, y a sus tres hijos, Yuka (11), Taisuke (9) y Sosuke (3). La familia de Oma perdió la vida en el terremoto de magnitud 7.5 que sacudió la península de Noto, en Ishikawa, Japón, el 1 de enero de este año. Este desastre, el más mortífero desde el terremoto de Tohoku en 2011, dejó 401 fallecidos, más de 1.300 heridos y destruyó 133.000 viviendas.
Una pérdida devastadora
La tragedia golpeó mientras la familia de Oma visitaba la casa de los padres de Haruka. Un deslizamiento de tierra sepultó la vivienda, acabando con la vida de sus seres queridos. Oma, que había salido a revisar los alrededores, se salvó, pero quedó profundamente marcado. “Deseaba haber muerto con mi familia”, confesó al medio japonés TV Asahi. Sin embargo, decidió seguir adelante, convencido de que su vida tenía un propósito más allá de su dolor.
El maratón como tributo
Diez meses después del terremoto, Oma participó en el maratón de Kanazawa el 27 de octubre, portando una camiseta con la foto de su familia. Corrió los 42 kilómetros en 3 horas y 58 segundos, cumpliendo así con el lema familiar: “Si hay voluntad, hay un camino”. Este lema, que sus hijos habían adoptado en sus propias carreras escolares, fue el motor que impulsó a Oma a entrenar diariamente, recorriendo entre 10 y 20 kilómetros por los lugares que solían frecuentar juntos.
“Pasé por la oficina de mi esposa, el parque y la costa donde solíamos jugar como familia. Cada vez les decía en mi corazón: ‘Aquí estoy’”, compartió Oma. Al cruzar la meta, sintió la presencia de su familia desde el cielo, diciéndole: “Eres tan guapo”.
Avanzando con resiliencia
Aunque Oma continúa procesando su duelo, ha decidido vivir con fuerza y propósito en honor a su familia. “No puedo vivir siempre en el pasado. Esto no se trata solo de mi vida”, afirmó, mostrando una determinación que ha inspirado a muchos en Japón y en el mundo.
Un usuario japonés resumió el sentimiento colectivo con estas palabras: “Tu familia está a tu lado, animándote. Espero que puedas mantenerte fuerte y encontrar paz en tu vida”.
La historia de Keisuke Oma es un testimonio conmovedor de resiliencia, amor eterno y la capacidad de transformar el dolor en un tributo significativo.
