En 2024, los incendios forestales en Sudamérica han alcanzado niveles críticos, afectando vastas extensiones de selva y bosques, así como la vida de miles de personas y la biodiversidad de la región. La Amazonía, reconocida como el pulmón del mundo, arde incesantemente, provocando una crisis ambiental de proporciones históricas. Naciones como Brasil, Bolivia, Perú y Colombia enfrentan la devastación de estos incendios, exacerbados por condiciones extremas de sequía y calor, agravadas por el cambio climático y la deforestación provocada por actividades humanas.
Brasil: el epicentro de los incendios forestales
Brasil, el país más afectado por los incendios, ha perdido más de 6 millones de hectáreas de selva amazónica, lo que ha desencadenado una catástrofe ambiental sin precedentes. Hasta el 11 de septiembre de 2024, los registros indican 346,112 focos de incendio, superando récords históricos y destacando la magnitud de la crisis. São Paulo y otras 23 localidades en la región amazónica enfrentan una calidad del aire peligrosamente deteriorada debido al humo que cubre vastas áreas.
El gobierno brasileño movilizó a más de 15,000 bomberos, voluntarios y personal de Defensa Civil para enfrentar los incendios. Sin embargo, la falta de recursos y el aumento de incendios provocados complican la situación. Las autoridades detuvieron a 20 personas acusadas de iniciar fuegos intencionales, mientras la sequía extrema, la peor desde 1950, agrava la expansión del fuego.
Bolivia: en estado de emergencia nacional
Bolivia también enfrenta una crisis alarmante, con más de 63,537 incendios forestales registrados en 2024. El gobierno declaró un estado de emergencia nacional, mientras las llamas arrasan más de 4 millones de hectáreas de bosques, incluidas áreas protegidas. Comunidades como Río Blanco y Palestina fueron evacuadas debido a la cercanía de los incendios, y los esfuerzos de respuesta incluyeron ayuda humanitaria de países vecinos como Perú, Chile y Venezuela.
En respuesta, el gobierno boliviano implementó una «pausa ambiental» que prohíbe las quemas y establece medidas para repoblar las zonas afectadas. Esta acción busca proteger el medio ambiente y frenar el avance de los incendios, aunque la recuperación llevará tiempo.
Perú: 20 regiones afectadas por incendios graves
Perú atraviesa una crisis ambiental significativa, con más de 173 incendios forestales que impactaron a 20 regiones del país. Cusco, Huancavelica y Huánuco figuran entre las áreas más afectadas, según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN). Los incendios destruyeron más de 3,300 hectáreas de áreas naturales y tierras de cultivo, afectando la biodiversidad y poniendo en riesgo las comunidades cercanas.
El fuego continúa propagándose en diversas regiones, y las autoridades locales trabajan para controlar la situación. A pesar de los esfuerzos, la magnitud de la crisis obliga a mantener alerta a las autoridades y a la población.
Colombia: 5,000 hectáreas destruidas por incendios
Colombia también enfrenta los efectos devastadores de los incendios forestales. Con más de 5,000 hectáreas destruidas en zonas como Tolima, Valle del Cauca y Huila, la respuesta gubernamental ha sido rápida. Las autoridades desplegaron personal militar y aviones equipados con contenedores de agua para combatir el fuego.
Las altas temperaturas y la falta de lluvias han sido factores clave en la expansión de los incendios, y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) coordina esfuerzos con la Fuerza Aérea Colombiana para sofocar las llamas. Aunque el origen de los incendios aún no se ha determinado con exactitud, el cambio climático y la actividad humana desempeñan un papel importante en esta crisis.
Impacto de los incendios forestales en Sudamérica
Los incendios forestales en Sudamérica no solo destruyen vastas extensiones de selva y bosques, sino que también afectan la vida de millones de personas. La calidad del aire se deteriora, poniendo en riesgo la salud pública, mientras que la fauna y la flora pierden sus hábitats naturales. Además, la destrucción de tierras de cultivo afecta gravemente a las comunidades rurales, que dependen de la agricultura para sobrevivir.
La lucha contra los incendios forestales en la región es una batalla continua, y los gobiernos de Sudamérica, junto con la comunidad internacional, deben redoblar sus esfuerzos para enfrentar esta crisis ambiental sin precedentes.