Orville Allen, un hombre de 98 años, dejó un legado de generosidad y servicio al convertirse en el donante de órganos más anciano en la historia de Estados Unidos.
Allen, veterano de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, falleció el 29 de mayo, y su hígado fue trasplantado exitosamente a una mujer de 72 años, según Mid-America Transplant.
La vida de servicio de Orville Allen
Allen dedicó su vida al servicio de los demás, desde sus años como piloto del Cuerpo Aéreo del Ejército y oficial de comunicaciones en la 1ª División de Caballería durante la Guerra de Corea, hasta su carrera como educador en Missouri.
Además de su servicio militar, Allen enseñó agricultura vocacional durante casi cuatro décadas en la Neelyville High School, y trabajó como agricultor en su comunidad de Poplar Bluff, Missouri.
A pesar de su avanzada edad, el hígado de Allen fue considerado apto para el trasplante. Esta decisión marcó un hito importante, ya que muchos no hubieran esperado que un órgano de un donante tan anciano fuera viable.
Los médicos determinaron que su hígado estaba en condiciones adecuadas, reflejando los avances en la medicina de trasplantes y la mayor capacidad para evaluar la idoneidad de los órganos sin prejuicios relacionados con la edad.
Allen nunca se registró como donante de órganos, pero su familia, conociendo su espíritu altruista, decidió proceder con la donación. Este gesto de generosidad ha inspirado a muchos en su comunidad.
“En el velatorio y el funeral, muchos amigos y antiguos alumnos dijeron: ‘Voy a poner donante en mi carné de conducir ahora mismo’”, relató Linda Mitchelle, hija de Allen.
La donación de Allen se suma a una creciente tendencia de personas mayores donando órganos. Según la United Network for Organ Sharing (UNOS), cada vez más personas mayores están contribuyendo a salvar vidas con sus donaciones.
En los primeros cuatro meses del año, el 12% de los donantes fallecidos tenían 65 años o más. Este caso demuestra que la donación de órganos a edades avanzadas puede ser exitosa y salvar vidas.
El legado de Allen continúa inspirando a su familia y comunidad. Su hijo, Greg Allen, expresó que la posibilidad de donar el órgano de su padre era edificante en un momento tan triste. “Para mí, es algo maravilloso poder ayudar a otra persona, a cualquiera, a prolongar su vida para su familia”, afirmó.